El ojo vago

Dale fuego a un hombre y estará caliente un día, pero préndele fuego y estará caliente el resto de su vida. Terry Pratchett

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Lugar: Villava, Navarra, Spain

13.12.06

No apto para menores

Como seguro que más de uno ha empezado a leer esto por el título, un aviso: no voy a relatar aquí mi última experiencia sexual (ja, como si la recordara. Ups, no tendría que haber dicho eso) ni nada por el estilo. Prefiero que los menores no lo lean para que no estén sobre aviso si les ocurre algo parecido, que estas cosas es mejor que te pillen de sorpresa.
Todo comenzó el pasado sábado: varios de mi pueblo nos fuimos a cenar a otro pueblo cercano. Nada lujoso: unos bocadillos y cervezas. El plan era ir de allí a un bar-discoteca-panadería de otro pueblo (también cercano pero más alejado de nuestro pueblo que el anterior). Durante la cena tenían puesto el fútbol en la tele y, cuando el partido acabó, un programa casi porno que hay también en la Sexta. Ni que decir tiene que suscitó bastante más interés que un partido entre el Madrid y el Sevilla, por muy arriba que vayan y muchos cabezazos que se den.
Cuando íbamos a irnos (lo de antes era para dar una idea del ambiente), nos preguntaron si podíamos llevar a unos de ese pueblo hasta el otro. Dijimos que podíamos llevar a tres y mandaron con nosotros a tres chavalicas. Una se fue con mi hermana (en su coche no había sitio para más) y las dos restantes con otro de mi pueblo -lo llamaré Mojino- y yo. Aunque yo tengo pinta de caballero respetable, Mojino se llama así por algo, y las chicas iban unos metros por detrás. Además, para llegar a donde habíamos aparcado teníamos que pasar por una calle oscura, momento que aproveché para preguntar a Mojino qué era lo que pretendía llevándonos al oscuro. Él ladró una respuesta que no recuerdo. Ellas no dijeron nada.
El coche de Mojino es un viejo BMW (de los de faros redondos) y tenía en los asientos de atrás un bote de pintura, una barra de pan y algún otro trasto absurdo, por lo que -mientras él pasaba todo eso al maletero- comenté que para rato me montaba yo en un coche así con un desconocido. "¡Calla! No nos digas eso, encima", dijeron ellas. Pero se montaron. Hay que aclarar que, realmente, no nos conocían de nada. Nos conocía el que las mandó con nosotros, pero no les aclaró quiénes éramos ni de dónde: ellas sólo sabían que éramos los degenerados que estaban viendo el porno en la Sexta.
Una vez en marcha, dejé caer comentarios como "voy a ponerme el cinturón, que...", mientras Mojino ladraba quejándose de la calidad de los cubatas del lugar al que íbamos. La verdad es que fue toda una maniobra perfectamente orquestada para acojonarlas (ni somos tan degenerados ni estábamos borrachos). Y funcionó, porque al llegar aparcamos (en otra calle oscura) y para cuando Mojino y yo bajamos del coche ellas ya estaban entrando por la puerta del bar-discoteca-panadería. Ni adiós dijeron. Desagradecidas...
Seguro que algunos estáis pensando que somos unos cabrones. Pero seguro también que tenéis una sonrisa maliciosa en la boca. En realidad, nosotros sólo somos víctimas de la sociedad: a nosotros nos pasaba lo mismo hasta que tuvimos coche. En una ocasión uno nos atropelló para saludarnos (y conocía a nuestros padres, no a nosotros. O, al menos, nosotros no lo conocíamos a él). Y, de todos modos, lo del sábado no fue para tanto: Mojino conduce como un abuelo y no creo que tuvieran mucha queja. Peor lo llevaron otros dos hace un montón de años. A aquellos nos los endosaron sin pedir permiso. Conducía yo y era mi época de repartidor. Creo que el record de tiempo de ese recorrido todavía será el que marqué esa madrugada (también es verdad que ahora está bajo las aguas del pantano y nadie lo intenta, pero bueno). Íbamos también Mojino y yo, pero con una cinta de los Maiden a todo trapo en el caset y cantándola a grito pelado (cosa que no tuvieron que sufrir las del sábado). Éstos sí que llegaron cagados. Eso sí, luego les dimos de recenar para compensar un poco las molestias.
Y es que todos hemos oído a padres decir que no tendrían que haber quitado la mili. No hay mayor satisfacción que hacer pasar a quienes son más jóvenes que tú por las mismas penurias que uno ha sufrido a su edad.

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7.12.06

La cerveza que empieza por B

Hace un par de semanas, la casa Budweisser llamó al Ayuntamiento de Pamplona. Querían rodar un anuncio para emitir en el intermedio de la Superbowl: su intención era montar un encierro en pleno diciembre, con toros, mu, y corredores vestidos de pamplonica y todo lo que se ve en la tele (excepto los borrachos que han estado toda la noche bebiendo, supongo. Aunque seguro que algún profesional dispuesto habría).
No ha trascendido la cantidad que ofrecieron para realizarlo, pero seguro que fue una pasta. En cualquier caso, el ayuntamiento se negó rotundamente, diciendo que el encierro no se vende y que no debe usarse comercialmente, y los de Budweisser han dicho que ellos se lo pierden, que lo rodarán en Méjico por menos dinero.
Ahora vendría una perorata a favor o en contra del ayuntamiento. Normalmente en contra, porque la alcaldesa es farmacéutica e imbécil y a menudo la lía. Sin embargo, la gente no ha tardado en opinar al respecto y no tendría sentido copiar la opinión de otro.
Por un lado, están los directamente implicados: la mayoría de los corredores estarían dispuestos a correr en diciembre a pesar del frío. Sobre todo los divinos -así los llaman-, que son los que supuestamente mejor saben correr (y a los que más les gusta salir en la tele y las fotos); están también la policía y los servicios de asistencia médica, que dicen que si se lo mandan no les importa acudir a un encierro por mucho frío que haga y que con menos gente y, sobre todo, menos borrachos, seguramente tendrían menos trabajo; los municipales no están muy por la labor, porque se provocaría bastante caos al tener que cortar varias calles para rodar el anuncio; Está también uno de los tíos que montan el vallado, que directamente ha dicho que pasa del asunto, que montar y desmontar todo el tinglado para un puto anuncio es mucho trabajo; a los toros nadie les ha preguntado nada, pero no creo que les importe echarse una carrerita para luego volver a su dehesa a descansar.
Por otro lado, hay opiniones de acuerdo con el ayuntamiento. Por supuesto, hay gente que estaría a favor de la alcaldesa aunque decidiera hacer concejal a su perro, pero esos no cuentan. Los Pamploneses de Toda la Vida (PTV se llaman a sí mismos) piensan que no hay que venderse por mucho dinero que den los cerveceros: lo último que necesitan los sanfermines es más americanos intentando venir a correr el encierro con una cámara en la gorra. Además, no se puede vender la esencia de una fiesta tradicional y bla, bla, bla; los ecologistas también se alegran de que no se vaya a hacer correr a los toros en pleno diciembre, que con tanto frío no puede ser bueno. Ya de paso, piden, que se eliminen del programa de fiestas también; otros dicen que han hecho bien, que a los americanos no hay que darles nada, pidan lo que pidan y por mucho dinero que tengan.
En el último lado del triángulo están las opiniones críticas con el ayuntamiento. Por supuesto, hay gente que estaría en contra de la alcaldesa aunque lograra que un excéntrico millonario pagara los regalos de navidad de todos los pamploneses, pero esos no cuentan. Muchos dicen que es una aldeanada querer quedarse el encierro sólo para ellos. La Superbowl sería un escaparate perfecto para publicitar las fiestas, la ciudad y toda la Comunidad Foral en el mundo entero, pues millones de personas estarían viéndolo. Además, no sólo no costaría un duro sino que encima cobraríamos y bla, bla, bla; los hosteleros piensan que un anuncio ahí atraería más turismo a las fiestas (y más dinero a sus bolsillos); otros dicen que muy mal, que en estos tiempos no se puede desperdiciar el dinero, sea mucho o poco.
El caso es que todos tienen parte de razón: es una aldeanada negarse, pero el encierro en sí es una aldeanada heredada de nuestros tatarabuelos -algunos hasta con boina corren-. El anuncio sería una buena publicidad en (supongo yo) la franja publicitaria más cara del mundo y cobrarían por él, pero sería publicidad del encierro y, por extensión, de las fiestas. No de la ciudad ni de Navarra, como dicen. Y no sé yo hasta que punto es bueno asociar el encierro con cerveza, cuando lo que más cuesta evitar es que entre gente mamada a correr. A los ecologistas, hosteleros, peseteros y antiamericanos no les hago mucho caso: los he metido arriba sólo por hacer bulto. También es bonita la idea de no querer comercializar el encierro y todo eso, pero es que ya se comercializa: anda que no hay figuritas y cosas a la venta con la imagen del encierro -es más, ya ha habido anuncios en los que se simulan encierros (aunque no se han rodado aquí, eso sí)-. Y, de todos modos, rodado en Méjico o aquí, todo el mundo va a asociarlo con el encierro de Pamplona y sólo los que lo conozcan notarán que no son las calles auténticas. El dinero nunca viene mal pero no creo que, por mucho que pueda pagar Budweisser, vaya a representar mucho en relación al presupuesto de una ciudad como Pamplona.
Así pues, hay que buscar otros argumentos para decidir el asunto. Como de costumbre, mi mente preclara no ha tardado en dar con la solución. Hace ya tiempo, alguien en el foro de Blind Guardian abrió un tema titulado "La mejor cerveza del mundo" al que entré rápidamente. Tratándose de un foro lleno de alemanes supuse que algo sabrían sobre cerveza. Y así fue: allí descubrí unas cuantas buenas cervezas que no conocía. Pero también se discutió sobre cuál era la peor cerveza del mundo. Suele pasar: cuando se habla sobre "cuál es tu X preferida" (para X=cualquier cosa), inevitablemente alguien dice lo de "cualquiera menos..." También es útil saber cuáles son las peores cervezas del mundo, no vayamos a probarlas y llevarnos un disgusto. Por si a alguien le interesa, las más votadas fueron Heineken y Budweisser (yo aporté la Águila, por si alguno de ellos pensaba pasarse por España. Si aún no habéis tenido el disgusto, no bebáis ninguna de las tres). También llegamos a la conclusión de que -y con el vino ocurre lo mismo- hay que desconfiar de una cerveza cuya botella diga que hay que servir muy fría: eso es porque son asquerosas y el frío adormece le lengua y enmascara el (mal) sabor. Aunque en verano refresquen lo suyo.
En fin, que ya puestos a vender el encierro al menos habría que hacerlo a una marca de prestigio, no al primer mindundi que venga con un maletín lleno de dólares. Si la cerveza del anuncio fuera Grimbergen ni me lo pensaría (ni pediría dinero: con un suministro de por vida me conformo, les diría). Pero asociar cualquier imagen a la de una de las peores cervezas del mundo... Por una vez, la alcaldesa ha acertado en su decisión. Aunque sea por motivos erróneos.

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