El ojo vago

Dale fuego a un hombre y estará caliente un día, pero préndele fuego y estará caliente el resto de su vida. Terry Pratchett

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Lugar: Villava, Navarra, Spain

24.10.09

Eduardo Manostijeras

Anochece. Un tipo pasea por la calle. Podría pensarse que es un espía: lleva una gabardina marrón y un sombrero calado hasta las cejas, y camina fijándose en si alguien le reconoce. Otros pensarían que es un exhibicionista buscando un grupo de colegialas, pues parece saber a dónde se dirige.
Ninguno acertaría, pero todos tendrían algo de razón. Al fin, el hombre llega a su destino, una sala X. Observa la cartelera, decidiendo qué película va a entrar a ver: Piratas 2, El fontanero, su mujer y otras cosas de meter... Por fin, su mirada se detiene en una. No le suena el nombre, pero es la sexta parte de una saga. Si han hecho seis, piensa, seguro que es cojonuda. Así que coge una entrada y va en busca de su butaca.
Una vez allí se quita la gabardina y el sombrero, saca un paquete de pañuelos y se pone cómodo. Se fija en que hay bastante más gente de lo habitual, sobre todo dieciochoañeros. Hasta hay una chica, que charla animadamente con varios amigos . Vaya, se dice, quizá hasta tengamos suerte y haya espectáculo en vivo si la cosa se calienta. Ya sabía yo que la película iba a ser buena. Aunque la cosa le extraña, porque con esto de internet la gente cada vez ve menos pelis en el cine.
Se apagan las luces y se hace el silencio. Nota algo raro al principio pero se dispone a disfrutar cuando ve aparecer el título en la pantalla: Saw VI.


Esta minihistoria puede parecer una chorrada (y, de hecho, lo es), pero podría llegar a ocurrir. Han dicho estos días que el ministerio ha dado a la película Saw VI la calificación X, por lo que sólo podrá exhibirse en la sala de nuestro amigo de la gabardina. Desgraciadamente para él, no es que haya escenas sexuales, es que consideran que la violencia gratuita y desmesurada que contiene puede malformar las influenciables mentes de nuestros jóvenes.
Además de recordarme tiempos pasados, la noticia ha hecho que mi malformada mente se ponga a pensar. Yo vi la primera película de la saga, la segunda y no recuerdo si la tercera. La cuarta y la quinta seguro que no, porque ya me aburrí. ¿Es la sexta mucho más violenta que las otras cinco? ¿Es mucho más violenta que, digamos, las de Hostel? ¿Van a comenzar a prohibir todas las películas de ese género? ¿La habrían prohibido si fuera española? ¿Y si fuera una serie de Tele 5 para emitir a las 10 de la noche? Me parece que la respuesta es la misma para todas las preguntas: no.
Es muy probable que la película sea un truño y nos hayan hecho un favor, no vayamos a meternos a verla por error, pero no es ese el tema. Anda que no tragan basura peor en la tele esos mismos jóvenes que intentan proteger los guardianes de la moral y las buenas costumbres. Ya puestos, que censuren también las series, los programas del corazón... Y no hablemos de internet. ¿Cuántos menores van a bajarse Saw VI sólo porque es una película prohibida y se la van a dejar a sus compis de clase (como hacíamos en los 90 con la porno del plus)?
En España nos encanta reirnos de lo mojigatos que son en Estados Unidos para estas cosas, pero no vemos la viga en el ojo propio. En esta ocasión han cruzado la línea, pero yo he escuchado toda la vida a gente tratando de decir qué debe ver, leer, escuchar y a qué debe jugar un niño. O, mejor dicho, qué NO debe leer, ver, escuchar... No somos mucho mejores.
Cuando era un enano, se hablaba mucho de los juguetes bélicos. Poco a poco, han ido desapareciendo de las jugueterías las pistolas y escopetas de plástido... Los Playmobil eran piratas, vaqueros, indios y soldados medievales y ahora son bomberos, mecánicos de fórmula 1 y granjeros.
En mi adolescencia me pasé al ordenador y ya se decía que aquello deformaba la mente y, como mal menor, fabricaba gente antisocial apartada de sus semejantes. Los que no se convertían, directamente, en asesinos en serie. De cuando en cuando, aparecía en los telediarios algún juego que ejemplificaba todo aquello (y que rápidamente se convertía en un éxito). Recuerdo con especial cariño el Carmageddon, juego en el que llevabas un coche y tenías que ir atropellando zombis (no gente, como se empeñaban en decir en Antena 3) y que iba a convertir las calles españolas en lugares peligrosos por los que no se podría pasear. Ni que decir tiene que, en cuanto pude, me hice con una copia del juego. Bastante entretenido, por cierto.

Para qué hablar de los juegos de rol, el entretenimiento más vilipendiado de la historia de España desde que Franco dejó de fusilar republicanos. Decir que jugabas al rol era garantía segura de que te miraran mal o, directamente, con miedo.
Si escuchabas música heavy eras un piojoso borracho que adoraba a Satán. Si, por el contrario, escuchabas bakalao, todos los fines de semana te ibas de ruta y te ponías hasta las cejas de todo, o vendías tu cuerpo a cambio de droga.
En fin, que había para todos. Encima, de vez en cuando había algún zumbado que les daba la razón, como el niño de la catana, los asesinos del rol o Paco Pil.
Y la cosa sigue hoy en día: juegos no recomendables, películas demasiado violentas, facebook... Este mundo es un peligro constante para nuestros jóvenes: habría que meterlos en burbujas para protegerlos.
En mi caso, cumplía casi todos los requisitos para convertirme en un amargado que cuenta su vida en un blog. Estoooo... No. Quiero decir para convertirme en un asesino multiple. De niño monté guerrillas con los Playmobil, veía el Pressing Catch, jugué con pistolas, después al Carmageddon y al Doom, escucho heavy metal... Lo único que no hice fue jugar al rol (porque no tuve ocasión, no es que me diera miedo). Y, aunque supongo que no estoy totalmente sano, aún no he matado a nadie, planeado un atraco ni bebido sangre de bebés para desayunar. No soy un tipo violento, paranoico ni nada de eso. Hace años mi trabajo era conducir una furgoneta y ahora vuelve a serlo: aunque oculté en mi curriculum que jugaba al Carmageddon, no he atropellado a ningún ser vivo (no, las palomas no cuentan).
Sin embargo, he visto futbolistas enganchados a la droga, políticos corruptos o pervertidos, asesinos que leían El guardián entre el centeno, gente que mata por un equipo de fútbol... Para mí que de lo que se trata es de imponer un pensamiento único que no cuestione lo que ve en la tele y deje vivir tranquilos a los que manden en ese momento. Que todos y todas canten con Bisbal (pagando el disco, por supuesto, que la piratería es el mayor mal de este mundo), sean del Madrid (o, como mucho, del Barça), voten al PP o al PSOE, jueguen a la oca (el parchís es demasiado violento, tanto comer), usen internet para leer el País y el Marca (que hay gente muy mala en la aldea global) vean cine español y se emborrachen los sábados (pero no haciendo botellón, que molestan).
Eso sí, nada de fumar.

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1 Comments:

Blogger chuikov said...

estoy totalmente de acuerdo contigo. leí hace poco un artículo de un psiquiatra (o psicólogo, no recuerdo) que decía que los chavales cuando entran al cine a ver esas pelis tienen tan claro que es ficción y es tan evidente que es irreal que no afecta a su conducta. jamás hubo una ola de jóvenes que se dedicara a usar motosierras para descuartizar a sus colegas tras ver la matanza de texas.
lo más que imitábamos era la postura de la grulla tras ver karate kid.

12:13  

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