El ojo vago

Dale fuego a un hombre y estará caliente un día, pero préndele fuego y estará caliente el resto de su vida. Terry Pratchett

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Lugar: Villava, Navarra, Spain

12.6.06

Giro de Italia XI: arrivederci

Como ésta es la última entrada del tocho italiano, voy a cambiar el estilo: esa noche tuve tiempo y me dediqué a escribir de todo en mi libreta. Lo que va a continuación es la transcripción de aquello. La cifra que va delante es la hora a la que lo escribí. Va a ser largo, lo aviso. Para los que acaben de incorporarse a la historia, estábamos en el aerpopuerto de Bérgamo, dispuestos a pasar allí la noche.

0 h - Estos italianos son lo peor: cierran el aeropuerto por la noche. Nos han trasladado aquí cerca, a una especie de pabellón con las sillas más incómodas del mundo y un par de máquinas de bebida y café. Al menos hemos llegado de los primeros y hemos cogido un buen sitio. También tenemos un libro de sudokus y nos queda un litro de la cerveza que compramos para cenar (aunque no es muy buena).

1 h - Sigue llegando gente. Acaba de entrar un grupo, procedente de algún vuelo tardío. Las sillas empiezan a escasear. A la pareja que tengo enfrente se les han colado dos alemanes a dormir justo encima. De momento, nuestro espacio vital continúa siendo nuestro. Estos dos están dormidos, Lirón en el suelo y Txipirón en tres sillas (en forma de L. No sé cómo lo hace). Yo sigo haciendo sudokus, pero ya no queda cerveza. Y eso que parecía mucha cuando la compramos. Debimos haber cogido más. No he dormido nada, aunque ahora estoy casi cómodo y descalzo.

2 h - Estoy hasta los huevos de los sudokus. Nunca me han gustado, pero no había otro remedio: aún no he aprendido tanto italiano como para hacer crucigramas. Aquí dentro hay de todo:
- A la mayoría de los que duermen les dolerá la espalda mañana.
- Hay dos niñas (con sus padres) que son las que mejor se lo han pasado al principio y las que mejor están durmienso ahora -debido a su reducido tamaño-. Seguro que en el futuro recordarán esto como una aventura. Su padre, que casi no cabe en la silla, lo recordará como un suplicio.
- Hay una cuadrilla de chavalas que se han montado un campamento, con sacos de dormir y todo. Unos italianos intentan ligar con ellas: cualquier momento es bueno para esta gente.
- Un flipado no se ha quitado las gafas de sol ni para dormir.
- Un par de parejas pasean arriba y abajo sin parar. No sé si buscan un sitio o sólo quieren cotillear (como yo).
- Otro ha grabado en video todo el campamento de refugiados este. La mayoría sacan fotos. Yo no quiero molestar a los durmientes y, por otra parte, no tengo batería. Desde aquí veo un tanga amarillo: no todo iba a ser malo.

3 h - He salido a la calle a tomar el aire. Me he dado una vuelta, pero estamos en un polígono y sólo hay una carretera. Hace un frío que pela. Estos dos siguen dormidos. Yo sigo sin pegar ojo y quiero matar al inventor del sudoku. La gente se entretiene como puede: leen periódicos, pasean, fuman (en la calle: dentro está prohibido), toman cafés, hacen sudokus (me alegra ver que no soy el único masoca)... Pero la mayoría miran al horizonte. Txipirón ha empezado a roncar como un oso: la gente le mira raro. Hago como que no lo conozco de nada.

4 h - Nos han dejado volver al aeropuerto. Yo me he alegrado, porque las sillas son más cómodas, pero la gente que estaba dormida va jurando en arameo -además de renquear-. En la esquina en la que nos hemos instalado tienen toda la bollería de una cafetería que aún no ha abierto y estamos pensando en darles el palo. El problema es que hay testigos, pero no descarto nada. Lo que sí sé con seguridad es que no voy a hacer otro sudoku en mi vida: antes me gustaban poco pero ahora los aborrezco.

5 h - Antes de que nos decidiéramos a mangar algún bollo han llegado las camareras. Cuando abran tendremos que pagar por uno. Sigo peleándome con el mismo sudoku de hace un par de horas: creo que el simbolito de la calavera hace referencia a la dificultad y no a que lo hagas si te gusta el Capitán Morgan. El que lo hizo debe de ser sádico o algo.
Como esto es más grande parece que hay menos gente, y hay menos cosas para ver (o sea, nada. Como mucho alguna ragazza que pasa). Nos quedan unas dos horas para facturar y tres para salir del país. Al menos, he aprovechado para pesarme en las básculas del equipaje: no he engordado en este viaje. Será por las caminatas.

6 h - Empiezo a tener sueño. Seguimos esperando para facturar el equipaje. Mientras, vemos a un montón de italianos con enormes maletones: la mayoría se han pasado de los 20 kg reglamentarios y ahora tienen que redistribuir todo. Ya tengo el culo cuadrado con tanta silla. El cielo empieza a cambiar al color azul. El aeropuerto parece vivo otra vez.

7h40' - Finalmente hemos facturado, desayunado y embarcado. Una guardia rubia se ha incautado de la navaja de Lirón, pero ya estamos esperando al avión que nos devuelva a casa tras una larga noche de agonía. Mi idea era dormir un poco en el avión, pero en nuestro vuelo va un viaje de estudios de italianos adolescentes, así que supongo que iremos bastante entretenidos.

8h15' - Ya estamos en el avión. En veinte minutos abandonaremos las tierras italianas y un rato después su espacio aéreo. Ya hemos salido en varias fotos del viaje de estudios: unas cien (más o menos la mitad de las que han sacado: esto es muy pequeño y estamos en medio). A ver si acabo el sudoku de la calavera y me duermo un rato.

Finalmente, no logré dormir en el avión. Tampoco pude acabar el sudoku de la calavera. Aterrizamos sin novedad en Gerona y los del aparcamiento fueron a buscarnos al aeropuerto como habían prometido. Durante el viaje por autopista sí que dormí bastante rato y esa misma tarde llegamos a Villava.

Ahora sí que se terminan las entradas sobre el viaje (aunque dudo que sea lo último que leáis sobre ello). A saber qué será lo próximo.

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3 Comments:

Blogger david said...

Joder, me lo he tragado entero. Yo creo que me merezco un premio o algo, ¿eh?

Una botellita de C.M. enviada por correo, o una italiana. El sudoku de la calavera no, gracias.

Tenías que haberle sacado una foto.

13:26  
Blogger Myrddyn said...

Vaya. Y yo creyendo que podría regalar el sudoku. Está claro que no me libraré unca de él. Maldita sea. ¿Por qué no habría comprado una Playboy o algo?
Desgraciadamente, no creo que si tengo una botella de Capitán en mis manos sea capaz de encerrarla en un sobre y alejarla de mí. Sería la primera vez. Así que cuando me aburra de la italiana que me traje a casa te la mando.

23:06  
Blogger david said...

Que no venga embarazada, ¿eh?

Y sí, meter una botella en un sobre debe ser jodidillo.

Respecto al sudoku, si quieres un buen consejo, QUÉMALO.

09:56  

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