El ojo vago

Dale fuego a un hombre y estará caliente un día, pero préndele fuego y estará caliente el resto de su vida. Terry Pratchett

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Lugar: Villava, Navarra, Spain

1.8.06

Metalway 2006 (1)

Érase una vez un apacible pueblecillo llamado Gernika. Pasó a la historia cuando fue bombardeado en una -como todas- infame guerra y cuando Picasso inmortalizó el asunto en uno de sus más famosos cuadros. Una vez cerradas las heridas del bombardeo, el pueblo se convirtió en un precioso rincón para vivir o ir de vacaciones, con varios lugares de interés y unos habitantes amables y tranquilos. Poco sospechaban que el año 2005 iban a sufrir una invasión inesperada cuando dieron permiso para que se realizara allí un festival de música. Pues sí, durante tres días aquello fue tomado por una horda de orcos vestidos mayormente de negro y cuero. No es que se dedicaran a saquear hogares y violar doncellas, como es su costumbre, pero el impacto visual era grande: parques, jardines, plazas, calles, tiendas, bares, portales... Cualquier sitio era bueno para comer, dormir, aparcar, montar tiendas de campaña o lo que hiciera falta. Más de una anciana se llevó un buen susto al ir a comprar el pan por la mañana. Por las tardes, desaparecían de las calles y se reunían todos en el campo de fútbol del equipo local, para escuchar una extraña y ruidosa música hasta que, exhaustos, se retiraban al campamento lleno de estandartes y banderas que habían montado allí cerca. Como la policía local no parecía capaz de vencer al enemigo, los habitantes de Gernika decidieron unirse a él. La extraña música comenzó a sonar también en bares y cafeterías, las panaderías hicieron más pan y dejaron mapas de la ciudad en puntos estratégicos, para que los orcos visitaran el árbol (de hecho dos: el original y su retoño), la pared con el cuadro de Picasso pintado y otros lugares interesantes. Cuando, tres días después, los tatuajes desaparecieron del pueblo, la gente pensó que no había sido tan malo (excepto por alguna tonelada de basura y la resiembra de la hierba del campo de fútbol). Decidieron que, después de todo, no eran mala gente y podía dejárseles volver otro año. Para darle vidilla a la localidad, como decía la señora Gregoria Azkoitia, de 79 años.

2006
El viernes trabajé por la mañana, así que ya tenía asumido que no iba a ver a los tres primeros grupos (Dreamaker, Benedictum y Hamlet). En esta edición había tantos grupos que los conciertos empezaban a las 12 del mediodía. Mi ideo era salir de trabajar a las 2, correr a casa a coger un bocadillo, los bolsos con la ropa, la cerveza y la comida y quemar el coche para ver si llegaba a tiempo a Finntroll. Como tengo un GPS que ofrecían en el periódico hace unos meses, decidí estrenarlo: le puse que quería el recorrido rápido y me llevó a Gernika por autopistas pero con una vuelta bastante inútil (y lenta). Lo único bueno es que pude comerme el bocadillo en el atasco que me tragué en un peaje en Durango. Al pasar por unas obras, sólo el hecho de que mi coche no tiene elevalunas y no me apetecía abrir la ventanilla a mano salvó al puto GPS de acabar en el fondo de una zanja para que lo encuentrara alguna civilización del futuro. Adivinaréis que, a pesar de ir a fuego todo el viaje, llegué bastante tarde. Aparqué pronto (en un paso de cebra, eso sí, pero las invasiones es lo que tienen; que no hay leyes) y me fui directo a la entrada, sin montar la tienda ni nada, pero los Finntroll habían abandonado el escenario hacía cinco minutos -y antes de su horario previsto, dicho sea de paso-. Aquello me puso de bastante mala leche porque tenía muchas ganas de verlos, pero decidí ignorar las peticiones de mi cerebro de ir a pisotear el GPS.
Con un katxi (o litro, como lo llaman en algunos extraños lugares) de verveza y bajo un cielo encapotado, me dediqué a esperar a Nevermore, los siguientes en actuar. Según pude saber, el jueves había caido un aguacero y el campo de fútbol en el que se celebran los conciertos estaba bastante impracticable. De hecho, la banda derecha era un barrizal considerable. Desgraciadamente, ninguna de las bellezas que por allí había lo utilizó para lo que debe utilizarse el barro si eres alta, guapa y llevas ropa de cuero. Una pena.
Nevermore salieron a tope. Como había poca gente todavía, me coloqué fácilmente en las primeras filas. Y fue un muy buen concierto. Un sonido más que correcto y muy tralleros: no tardaron en poner a la gente a saltar y gritar. De algún modo, con un sólo gesto el cantante conseguía que un grupillo a mi derecha se pusiera a pelearse de vez en cuando. No hubo heridos y eso siempre da colorido.
Antes de continuar, especificaré que no voy a entrar en valoraciones de si la música que hacen los grupos es buena o mala (aunque supongo que se notará en lo que diga): me limitaré a hablar del concierto y las incidencias del mismo. Se supone que si a uno le gusta mucho un grupo se quedará contento prácticamente hagan lo que hagan, y al contrario si otro no le gusta, así que trataré de ser un poco objetivo al respecto, ya que vi casi todos me gustaran o no. También diré ahora que todos los conciertos duraron alrededor de una hora, poco más o menos. No había cabezas de cartel que estuvieran más rato que los demás. Y hay que decir que a muchos les vino bien: algunos acertaron de pleno en todas las canciones elegidas y a otros se les veía con más ganas que cuando están dos horas en sus propias giras. Lo bueno, si breve, dos veces bueno, ¿no?
Al terminar Nevermore busqué a Boñas, que había llegado de Burgos un poco más tarde que yo. Nos fuimos a montar la tienda e instalarnos en el campamento. Debido al aguacero caido el jueves, la tierra estaba blandita y no fue difícil clavar la tienda. Además, unos de Pamplona nos habían reservado un txoko junto a ellos, así que no tuvimos que buscar mucho. Según dijeron, el día anterior aquello parecía Humor Amarillo debido al barro que se había formado en algunas zonas. Todo esto lo hicimos durante el concierto de Brainstorm, que nos perdimos en su totalidad.
Los siguientes eran The Gathering, y a esos no podíamos faltar, así que nos encaminamos al escenario sin perder más tiempo. Aún no había mucha gente (el viernes fue el día con menos asistentes), así que no tuvimos problemas para colocarnos en un punto desde el que poder admirar la belleza de Anneke, la cantante. No sólo su belleza (no dejo de sonreir en todo el concierto. ¡Uf!): también su voz obnuvilaba los sentidos de la mayoría de los asistentes. Completica la chica, hay que reconocerlo. Pues eso, buen concierto también para estos.
Aprovechamos el cambio para visitar el mercadillo, que siempre hay gente que pide regalos cuando te vas unos días. Entre eso y más cerveza, llegamos cuando ya había empezado Annihilator (el principio nos pilló de camino). Muy tralleros y contundentes, tampoco decepcionaron, aunque el sonido salía algo saturado. No mucho para lo que vino después: el resto de bandas de la noche sonaron muy mal.
Nada tuvieron que ver con Ángeles del Infierno, banda mítica donde las haya y que fueron los más coreados del día. Lo cierto es que no había otro remedio, porque al cantante no se le oía ni palabra. En los estribillos se oía más a la gente. No es que al público le importe corear Maldito sea tu nombre o A cara o cruz, pero... Una pena.
Durante el intermedio cenamos una pizza en una carpa cercana y volvimos corriendo para no perdernos a Kreator (grupo bastante asiduo de estos saraos). Y tampoco sonaron bien, aunque a este sí se le oía cantar. En cuanto tocaban todos a la vez empezaban a petar los altavoces como si los hubieran mangado de un coche viejo. Otra decepción.
Para muchos, el plato fuerte del día era Stratovarius. Y se fueron tristes, pues el sonido no estuvo a la altura de las canciones elegidas: fue un buen repaso a su discografía (hasta tocaron la enorme Visions) pero nadie pudo disfrutarlo. De nuevo, la voz apenas se oía y lo demás saturaba.
Cuando terminó nos fuimos rápidamente a la tienda a dormir, pues yo estaba bastante destrozado (me había levantado a las 6 de la mañana para currar y no hubo siesta). Por suerte, este año me había llevado tapones para los oídos (el año pasado me tocó dormir junto a dos osos) y no tuve problemas ni cuando unos degenerados se pusieron a jugar al mus a grito pelado a las 6 de la mañana. El sueño de los justos.

Creo que voy a dejarlo aquí de momento, que está quedando bastante largo. Las fotos ya las pondré más adelante, que aún no las he sacado de la cámara. Además, pudiendo escribir mil palabras, ¿para qué queréis imágenes?

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1 Comments:

Blogger David Martínez said...

Jur, Nevermore y Annihilator, dos de los grupos a los que les tengo más ganas en directo >_<

Reincido en eso que dije de qué suerte >_<

11:57  

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