Radiante
Estos días hay una gran variedad de cervezas en el Leclerc, así que me aprovisioné bastante bien y tengo unas cuantas catas para poner aquí. Vamos a empezar fuerte, con una de mis cervezas favoritas: la Leffe Radieuse.
La abadía norbertina de Nuestra Señora de Leffe está en Bélgica, justo donde el río Leffe desemboca en el Meuse. Se fundó en 1152 y pronto comenzaron a elaborar su propia cerveza. No os voy a cansar con detalles históricos (inundaciones, peste, guerras y otros desastres). Baste saber que en 1952 firmaron un pionero acuerdo con una destilería, naciendo la primera cerveza de abadía tal y como las conocemos. Aunque ya no se ocupan de su preparación la abadía sigue ganando dinero con la cerveza, ya que la receta es suya.
Pero vamos a lo que vamos: lo suyo es tener una copa tipo caliz para verter la cerveza en él. Si es del tamaño adecuado, los 33 cl entrarán perfectamente, con una hermosa capa de espuma coronándolos. Veremos entonces que es una cerveza tostada, de color oscuro. Si la acercamos a la nariz, notaremos cierto olor a frutas. Al llevarla a la boca se confirma lo percibido por la nariz, además de los 8,2º de alcohol.
Como ya he dicho, una de mis cervezas favoritas, a la altura de las mejores. Perfecta para saborear después de una buena cena, mientras ves una peli (preferiblemente buena, también). Con cuidado, eso sí, que el alcohol se hace notar pronto. No es muy fácil de encontrar: no la tienen en muchos bares e incluso en grandes superficies no está siempre disponible, pero si alguna vez la tenéis a tiro no lo dudéis ni un segundo. No os arrepentiréis.
Y si no, siempre podéis consolaros y salibar visitando la página de Leffe, muy bien hecha y donde podréis ver detalles sobre la abadía y, lo que es más importante, sobre las distintas cervezas: datos sobre los sabores y olores (la fruta de la Radieuse es banana, al parecer), cómo servirlas, con qué acompañarlas... Por si no teníais bastantes ganas de probarla todavía.
La abadía norbertina de Nuestra Señora de Leffe está en Bélgica, justo donde el río Leffe desemboca en el Meuse. Se fundó en 1152 y pronto comenzaron a elaborar su propia cerveza. No os voy a cansar con detalles históricos (inundaciones, peste, guerras y otros desastres). Baste saber que en 1952 firmaron un pionero acuerdo con una destilería, naciendo la primera cerveza de abadía tal y como las conocemos. Aunque ya no se ocupan de su preparación la abadía sigue ganando dinero con la cerveza, ya que la receta es suya.
Pero vamos a lo que vamos: lo suyo es tener una copa tipo caliz para verter la cerveza en él. Si es del tamaño adecuado, los 33 cl entrarán perfectamente, con una hermosa capa de espuma coronándolos. Veremos entonces que es una cerveza tostada, de color oscuro. Si la acercamos a la nariz, notaremos cierto olor a frutas. Al llevarla a la boca se confirma lo percibido por la nariz, además de los 8,2º de alcohol.
Como ya he dicho, una de mis cervezas favoritas, a la altura de las mejores. Perfecta para saborear después de una buena cena, mientras ves una peli (preferiblemente buena, también). Con cuidado, eso sí, que el alcohol se hace notar pronto. No es muy fácil de encontrar: no la tienen en muchos bares e incluso en grandes superficies no está siempre disponible, pero si alguna vez la tenéis a tiro no lo dudéis ni un segundo. No os arrepentiréis.
Y si no, siempre podéis consolaros y salibar visitando la página de Leffe, muy bien hecha y donde podréis ver detalles sobre la abadía y, lo que es más importante, sobre las distintas cervezas: datos sobre los sabores y olores (la fruta de la Radieuse es banana, al parecer), cómo servirlas, con qué acompañarlas... Por si no teníais bastantes ganas de probarla todavía.
Etiquetas: Cerveza
2 Comments:
Yo es que me emociono con las declaraciones de amor...
Las cervezas de abadía no se encuentran entre mis favoritas, pero después del post que te has currado, seguro que le daré otra oportunidad a la leffe cuando vaya al super.
No estaría mal que te dejaras caer con una review cervecera a la semana!
En ese caso, tengo una noticia buena y otra mala. ¿Cuál quieres primero?
La buena (si habías contestado la mala, te jodes) es que tengo tres o cuatro más refrescando, así que algo de espuma os salpicará. La mala es que son todas de abadía.
Y en octubre iré a Munich, así que allí probaré unas cuantas de fuera de abadías. Lo malo es que será bastante imposible conseguirlas aquí, pero dicho queda.
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