El ojo vago

Dale fuego a un hombre y estará caliente un día, pero préndele fuego y estará caliente el resto de su vida. Terry Pratchett

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Lugar: Villava, Navarra, Spain

20.1.08

Y van 50 tacos

Es el título del último album de Mortadelo y Filemón. Y esos son los años que hoy, precisamente, cumplen mis agentes secretos favoritos. También es el cumpleaños de mi prima, pero a ésa no la conoce nadie, así que da igual (felicidades de todos modos, Gusana).
Pues sí, el 20 de enero de 1958 se publicaba en el Pulgarcito la primera historieta de Mortadelo y Filemón, agencia de información. Lo de la rima eran exigencias de la casa: todos los títulos incluían el nombre de los personajes y un ripio que indicara más o menos de qué iba la cosa. En las primeras aventuras, los personajes se inspiraban en Sherlock Holmes: Filemón tenía una nariz más grande, sombrero, fumaba en pipa y llevaba chaqueta, pero ya era el jefe del dúo. Mortadelo ya vestía su levita negra y se disfrazaba, pero llevaba un sombrero en el que guardaba los disfraces y no se separaba de su paraguas. Sus golpes y confusiones fueron un éxito inmediato y fueron ocupando cada vez más páginas del pulgarcito. En 1969, tras unas arduas pruebas a las que sólo se presentaron ellos, ingresaron en la TIA: ahora la inspiración era más James Bond que Sherlock. Las historietas eran largas (El sulfato atómico es su primera historia por entregas) y más elaboradas. Los medios con los que cuentan para resolver los casos son mucho más sofisticados, pero el resultado es el mismo. En la TIA conocemos al Súper, Bacterio, Ofelia y otros personajes secundarios. En 1970 pasaron a tener su propia revista y a partir de ahí, la cosa se sale de madre: al Mortadelo le siguen Mortadelo Especial y Mortadelo Gigante. Y de ahí hasta hoy: el dúo ha viajado por todo el mundo, ha boicoteado todas las olimpiadas y mundiales de fútbol desde 1980, así como otros eventos al hilo de la actualidad (fórmula 1, baloncesto...). En los últimos tiempos, se acupan de asuntos actuales: han perseguido a fumadores, especuladores marbellíes, políticos corruptos, falsificadores de euros, okupas...
50 años que lleva el bueno de Ibáñez dibujándolos: casi 200 historias largas traducidas a multitud de idiomas (a un ritmo de 6 álbumes por año. Todo un incontinente), con versiones en dibujos animados y en película (este año se estrena la segunda, que veré y -casi seguro- me gustará. Las cortas alcanzan un número astronómico que no puedo reproducir aquí. En ellas utiliza para provocar la carcajada a políticos, curas, futbolistas, modelos, presentadores... Nadie se libra. Ni él mismo, a menudo protagonista de sus aventuras.
En ese tiempo, todos hemos caído alguna vez en sus garras. Fue una de mis primeras lecturas (después de los "mi mamá me mima" y similares en el cole) y pronto me convertí en fan irredento. Todavía ojeo sus álbumes en las librerías (cuando no me hago con alguno). En estos tiempos de acritud, tensión y crispación, conviene olvidarse de los problemas y soltar unas risotadas de vez en cuando, y a mí me siguen haciendo gracia.
Pero no hay que quedarse sólo con las risas. Gracias a Mortadelo hemos aprendido muchas cosas:
- Medicina: nadie quiere que le hagan una trepanación, una vivisección o una lobotomía, y todos los lectores sabemos que la rabadilla y el colodrillo son partes del cuerpo propensas a atraer los golpes de todo tipo. Hay que vigilarse también el epigastrio, el píloro y el duodeno, que son especialmente frágiles y dolorosas.
- Geografía: conocemos como la palma de nuestra mano Sebastopol, la Patagonia, los polos, China, Japón y hasta la Luna y Saturno, pues casi siempre aparecían en la última viñeta de las historietas.
- Sociedad: no hay que reirse de la gente gorda, con bigote, tartamuda, del Burgos... No porque sea de mala educación, sino porque tienen una mala gaita de espanto y te ponen un ojo morado en menos que canta un gallo.
- Lenguaje: palabras como mofa, befa, escarnio y otras ya no se usarían en castellano de no ser por ellos.
- Insultos: hablando de mofa y befa, sólo el capitán Haddock les supera en lo de insultarse: beodo, merluzo, vacaburra, chivo loco, burricalvo, buitre asmátido, bacilo... Todo les vale. Para palabras más fuertes, utilizan el chino, el árabe o los jeroglíficos, que puede haber niños mirando.
- Literatura: ¿cuántas veces habremos visto a Mortadelo disfrazado de Quijote, Shakespeare, Cervantes o cualquier persoaje mitológico?
- Profecías: no hablo de su aventura con El profeta Jeremías, sino de una viñeta que apareció en 1993. Para que luego digan de Nostradamus.

Muchas felicidades pues a Mortadelo, a Filemón -los heroes de mi infancia- y a su creador Ibáñez. Espero que cumpláis muchos más. La próxima vez que me note beodo, será en vuestro honor.

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