El ojo vago

Dale fuego a un hombre y estará caliente un día, pero préndele fuego y estará caliente el resto de su vida. Terry Pratchett

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Lugar: Villava, Navarra, Spain

28.6.07

Monstruos S.A.

Este año, el Monsters of Rock -tradicionalmente un concierto de un día- se convirtió en un festival en toda regla: dos días, zona de acampada, mercadillo... y tanto el viernes como el sábado el cartel era atractivo, por lo que el Capitán Cavernícola y yo nos dirigimos hacia Zaragoza en cuanto pudimos. Sólo nos equivocamos de camino en una ocasión -aunque, eso sí, fue sin salir de Pamplona-, por lo que llegamos sin mayor contratiempo que el que supone el atraco que es la autopista.
La zona de acampada era lo tradicional en estos eventos: una llanura sin ninguna sombra ni nada parecido a hierba. En este caso, el suelo era tan duro que ni las piquetas de la tienda se podían clavar. Por suerte, teníamos suficiente cerveza como para impedirle echar a volar.
Una vez instalados, nos fuimos a las puertas a canjear las entradas por pulsericas. La fila allí era colosal: se retorcía sobre sí misma dos o tres veces y avanzaba tanto como una serpiente tomando el sol en una piedra. Nuestra sangre también se fue calentando como la de esa serpiente, a pesar de que había allí una barra con cerveza para refrescar el gaznate. El primer grupo, Brujería, lo escuchamos allí, mientras la cola avanzaba unos diez metros. Lo peor es que veíamos el interior por entre las vallas y había menos gente dentro que fuera. Terminó Brujería (con su versión de Macarena, ué) y empezaron a probar Black Label Society. Muchos de los allí presentes tenían muchas ganas de verlos, así que la cosa empezó a ponerse tensa. Silbidos, gritos... Empezó el concierto y la gente se avalanzó, como un sólo hombre, a las taquillas. Desde luego, eso no aceleró el proceso. Ya me veía yo media tarde en la puta explanada esa cuando un héroe anónimo consiguió derribar una valla y por aquel hueco nos colamos todos, ante la estupefacta mirada de los que estaban allí. De hecho, no creo que colarse sea la palabra, pues todos teníamos la entrada en el bolsillo, pero estábamos frente al escenario.
A Black Label Society no los conocía yo, pero he de decir que el Zack Wylde sabe tocar la guitarra bastante bien a pesar de sus barbas. Hasta había una canción que me sonaba, fíjate tú. Al Capitán Cavernícola le gustan más y se quedó encantado (como el resto), así que supongo que no dieron un mal concierto.
Los siguientes eran Mägo de Oz, así que aprovechamos para -esta vez sin cola ni nada- recoger nuestras pulseras y dar una vuelta por el recinto: mercadillo, zona de comida (que este año tenía de todo. Se han superado). También logré encontrar a Metalbrain, que como llegaba de más lejos que nosotros llevaba todo el día allí. Entre una cosa y otra, el concierto se nos hizo muy corto. O quizá lo fuera, porque tardaron mucho en empezar pero terminaron a su hora. Hay que decir que fueron los que peor sonido tuvieron, lo cual no significa que sonaran mal, sino que los demás sonaron mejor. La verdad es que todos los grupos sonaron como un coro de ángeles: es el festival en el que mejor sonido he encontrado. Y con diferencia.
Después venían Megadeth, grupo que jamás me ha gustado (se me hacen bastante cansinos) pero que también sonó bien. La gente pareció satisfecha, y hay que reconocer que yo los vi mucho mejor que en el Metalway del pasado año. El hecho de que el sol dejara de echar fuego sobre nuestras cabezas también ayudó a todo eso, claro.
Velvet Revolver se cayó del cartel (a saber por qué) y fueron sustituidos por Children Of Bodom, que también se salieron mientras anochecía en Zaragoza. Los que más me gustaron del día. Aunque ya antes eran los que más me gustaban, así que...
Cenamos una gran salchicha que picaba como un látigo de siete colas. Por suerte, la cerveza que tenía esperándole en mi estómago y la que tomé inmediatamente evitaron males mayores. Con eso, nos dirigimos al plato fuerte del día: Ozzy Osbourne, el famoso actor de televisión. La verdad es que el hombre no se conserva bien: es un viejo pellejo -nada de extrañar con la tralla que se ha dado, claro-, pero al menos la voz la conserva y cuando cantó Paranoid casi nos olvidábamos del demacrado anciano que se arrastraba allí y esperábamos que arrancara la cabeza a un murciélago de un mordisco. Desgraciadamente, no lo hizo. Tampoco cantó Crazy Train, lo que provocó más de una cara de disgusto (de las pocas que vi en los dos días).
Nuestra idea era quedarnos un rato de juerga después de los conciertos, pues el Capitán Cavernícola se volvía a la mañana siguiente, pero la temperatura bajó mucho y nos escapamos a la tienda de campaña. Lo bueno del suelo duro (de hecho, la explanada la usan de aparcamiento habitualmente) era que no había piedras -al menos donde estábamos nosotros-. Salvo una que, por suerte, encontré antes de dormirme encima.

A eso de las siete me desperté escuchando una interpretación a capella de la canción Te aplastaré con un sólo dedo. Supongo que ese era el título porque es la única frase que repetía a grito pelado aquel mamón. No tardé en dormirme de nuevo hasta que el sol me obligó a salir del saco (esta vez eran las nueve y unas chicas cantaban Hijos de Caín. Me gusta el ambientillo de campamento festivalero: debo de ser algo masoca). Cuando el calor se hizo insoportable, poco después, desayunamos algo (cerveza, en mi caso), nos remojamos la cara y mandé al Capitán Cavernícola a Pamplona. Yo me volví a hacer cola para ducharme. En esta ocasión, el agua salía a más de 1º, pero había tan pocas duchas y la gente perdía tanto tiempo que la espera se hizo eterna. Casi prefiero las del Metalway: no hay que esperar y con el frío te despejas en un momento. Ah, y el agua tenía presión, concepto que no deben de conocer los que organizaron éstas.
Ya fresco y limpio, almorcé unas cervezas para hacer tiempo hasta la hora de apertura de puertas. También se formó cola, pero era porque las abrieron tarde. Allí mismo me encontré con Metalbrain y nos fuimos a comer una pizza. Pronto se nos unió el grupo de Lirón -que eran los que tenían que llevarme de vuelta a Pamplona- para tomar unas cervezas y esperar el primer concierto.
Metalbrain parecía conocer bien a Riverside, pero yo no los había escuchado en la vida (si no contamos cuando ensayaban mientras esperaba en la puerta, claro). Son un muy buen grupo progesivo, con todo lo que ello conlleva. Muy buenos: me sorprendieron gratamente. Y si hacen un DVD de ese concierto saldré en él.
Los siguieron Mastodon. A estos los vimos desde una sombra -también el sábado caía fuego desde los cielos- con una cerveza y no les hice mucho caso, la verdad. Los que volvían de las primeras filas tenían cara satisfecha, así que supongo que estuvieron bien.
Bajo un sol abrasador, Kamelot dieron un buenísimo concierto. No es un grupo que me guste en exceso, pero la verdad es que me sonaron mejor que bien.
Pretty Maids los vi sentado en la grada (ya eran muchas horas de pie). Siempre he dicho que los conciertos son para ver de pie y en medio de la multitud, pero es que ya no podía más: maldito sol... Ah, sí, también dieron un buen recital. Ya me estoy quedando sin sinónimos de "fueron muy buenos". Supongo que es una buena señal.
Blind Guardian son mi grupo preferido, así que no soy nada objetivo. Pero fueron de los mejores del festival. Lástima que fuera tan corto (aunque eso pasó con casi todos). Impagable la puesta de sol mientras coreábamos And Then There Was Silence. Grandes.
Dream Theater... No sé ni qué decir: también se hicieron cortos. Y eso que estuve la mayor parte del concierto con la boca abierta (y esta vez no era para beber cerveza). No existen palabras para describirlos: los que los hayáis visto aguna vez sabéis de lo que hablo. Y los que no -si habéis oído discos- os lo podéis imaginar. Los que no hayáis oído ningún disco suyo no sé que hacéis leyendo esta entrada. En fin: que si fuera músico me sentiría una mierda y quemaría mi instrumento en las hogueras de San Juan.
Aprovechamos a Slayer para comer un bocadillo, así que los escuchamos desde bastante lejos. Pero no por eso dejé de sentir su poder: rotundos como pocos y los más brutos del festival. Enormes también.
Para cerrar el Monsters salieron Motörhead. Lemmy tiene 62 años. 3 más que Ozzy. Y no creo que haya probado muchas menos drogas que él. Sin embargo, no sólo no se arrastra por el escenario sino que se le ve que tiene cuerda para rato. Yo cuando me jubile -aunque no creo que piense en eso, viéndolo- quiero conservarme como él. Todo energía: se ve que querían dejar buen sabor de boca tras suspender su actuación en el Monsters del pasado año. Y, desde luego, conmigo lo lograron. Una lástima que tuviera que irme sin acabar -había que desmontar la tienda y hacer las maletas para salir zumbando hacia nuestra tierra-, porque me estaba molando el repertorio, repleto de clásicos.

Así que un gran festival, musicalmente hablando (mañana en CQC saldrán algunas imágenes. Yo no me llevé la cámara). Lo peor, como siempre, el calor y la organización: colas para entrar -y para los autobuses que iban a Zaragoza-, prisas a los grupos, condiciones infrahumanas en el campamento... Es lo habitual y yo casi ni lo noto ya, pero por si acaso lo digo. Lo mejor, el sonido -sin duda el mejor festival que he visto en ese aspecto-, los grupos (no puedo decir que niguno estuviera mal), la zona de comida y el ambiente. Que se repita, que iremos a sufrir otra vez: sarna con gusto no pica.
O, por resumirlo en una sólo palabra:
¡Arf!

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