El ojo vago

Dale fuego a un hombre y estará caliente un día, pero préndele fuego y estará caliente el resto de su vida. Terry Pratchett

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Lugar: Villava, Navarra, Spain

25.9.06

Oktoberfest

Tarde o temprano llegará el día en el que viaje a Munich a la Oktoberfest. A pesar de su nombre, no se celebra en octubre. Hace una semana leí en el periódico que ya había empezado. Termina a comienzos de octubre, así que supongo que de ahí viene su nombre. Todos sabéis qué es: un sitio al que vas a ponerte tibio a cerveza, servida -por unas rubias teutonas- en unas bonitas jarras con capacidad para, al menos, un litro. Lo más parecido al paraíso, vamos. Hace tiempo que tengo el firme propósito de acudir alguna vez a semejante Valhalla.
De momento, me tengo que conformar con lo que hay por aquí. O por allí. Ayer me trajeron de Alemania una Paulaner Oktoberfest Bier -se supone que la hacen para la fiesta, pero ésta la comercializan todo el año-. No de la Oktoberfest, sino del supermercado, pero da igual. No me ha durado ni 24 horas en el frigorífico, así que paso a la cata.
Lo primero que se aprecia es el color: dorado muy brillante, casi naranja. Color otoño, como la temporada a la que pertenece. La espuma es compacta (aunque no muy duradera). El aroma es dulce y penetrante: dan ganas de quedarse oliéndolo un buen rato.
Cosa que no he hecho, evidentemente: las cervezas son para beberlas. Lo primero que sorprende del sabor es que es una cerveza de cebada -la Paulaner normal es una cerveza turbia de trigo-. Esto ya se intuía por el color, pero lo aclaro para los profanos. Dulce y refrescante, se bebe prácticamente sola, pues no es nada densa. Lo que no significa que no tenga cuerpo, claro. La verdad es que el medio litro se hace corto, porque cada trago sabe mejor que el anterior. Como además me había puesto la música adecuada a tan importante evento, pues casi me pongo a bailar encima de la mesa. Luego he recordado que no estaba en Munich y ninguna rubia iba a subirse conmigo ni a traerme otra jarra de Paulaner, así que he apurado las últimas gotas casi con lágrimas en los ojos. El medio litro sabe a poco: sin mucho empeño me podría beber litros y litros de tan mágico brebaje.

Veredicto (ja, como si no lo supierais): ya está en mi top 5 de cervezas.
Se busca gente para ir el año que viene a la Oktoberfest.
¡Y viva San Francisco de Paula!

PD: sólo tiene 6 gradicos, así que todo lo anterior no es producto de una borrachera.

En la mía sólo pone Oktoberfest Bier, pero el dibujo es el mismo.

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15.9.06

Jesucristo Cazavampiros

Por una vez el título de la entrada indica exactamente el tema que se va a tratar debajo. Pero los ateos pueden estar tranquilos, que no es un post religioso: ya dije en mi declaración de intenciones que no discuto de religión ni política.
Jesucristo Cazavampiros es una película canadiense de 2001 también conocida por estos lares como Jesucristo superstar II: el retorno del Mesías, gracias a la española costumbre de aplicar creatividad a las traducciones de títulos. Desde luego, no obtuvo ninguna nominación a los Oscars. Y lo que es peor -e infinitamente injusto-, tampoco a los Razzies (se ve que se toman demasiado en serio).
Evidentemente, estamos hablando de una producción de serie Z. Pero el título y el cartel prometen vampirismo e irreverencia a raudales, así que teníamos que verla. La cosa comienza en alguna ciudad, donde está habiendo ataques con patrones vampíricos. Curiosamente, atacan sólo a lesbianas y, extrañamente, trabajan también de día. Unos cuantos curas (un tío raro, un punki -supongo que iría de incógnito, como los secretas- y otro con el pelo teñido de amarillo piolín), preocupados por sus feligresas, deciden ir en busca del salvador. El punki (padre Alban se llama) y el rubio lo encuentran en una playa bautizando a una rubia y tratan de convencerlo para que los ayude, pero son atacados por los vampiros y el padre Alban pierde hasta la cresta en la pelea. Sólo sobrevive Jesús, que decide acudir a la llamada después de cortarse las greñas y ponerse un par de pendientes -no explica por qué, así que no preguntéis-. Lo segundo que hace es recorrer las calles haciendo milagros, en un numerito musical digno de ver.
Los primeros en atacarle, sin embargo, no son vampiros. Es un grupo de ateos descontentos. Se deshace de ellos y conoce luego a María Magnum, una motera lesbiana vestida de cuero de bastante buen ver. Juntos, siguen a una vampiresa (con la que acabará liada María) hasta un hospital, donde nos enteramos de que los vampiros atacan a lesbianas porque luego utilizan su piel para trasplantársela y poder salir de día.
A partir de aquí, la película es una serie de peleas hasta que al fin Jesús vence al líder de los vampiros, Johnny Gólgota. Las peleas son delirantes, con una coreografía incluso peor que la del número musical del principio. No son peleas en las que los contendientes hagan uso de las nobles artes marciales, no: beben directamente del Pressing Catch. De hecho, uno de los personajes es un luchador mejicano con máscara y todo (el Santo). Quebradoras, helicópteros, suplex y toda la gama de movimientos que aprendimos de niños en Telecinco se dan cita en cada encontronazo.
En resumen: una película con vampiros, lesbianas, pseudociencia religiosa, homenajes al Pressing Catch, a Jesucristo Superstar, a Pretty Woman (no es coña) y a otros subproductos que posiblemente no haya reconocido. Si os gustó Kárate a muerte en Torremolinos, os gustará. Por ponerle un pero, le falta algún desnudo femenino -sobre todo de María Magnum. Las demás son un poco feas-.

El Primer Testamento dice "ojo por ojo"
En Segundo Testamento dice "ama a tu prójimo"
El Tercer Testamento... patea tu culo




¿Cómo no verla con este pedazo de cartel?

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7.9.06

España mi natura, Saitama mi ventura y Belfast mi sepultura

Saitama, a 3 de setiembre del dos mil y seis después de Nuestro Señor:

Me honra comunicar a vuesa excelencia que nuestras tropas han logrado una victoria total en la llamada guerra del Mundial FIBA. El enemigo ha sido derrotado completamente e ha aceptado la rendición, salvo los renegados argentinos que se resistieron hasta el último hombre.
Ha sido esta una guerra que, a mayor gloria de su majestad, ha contado con gran número de batalas, todas ellas ganadas valientemente por los soldados españoles. Derrotaron con extrema facilidad a los soldados de Zelanda, a los rebeldes panameños, a los infieles luteranos, a los malditos africanos (devolviéndoles así su triste victoria de hace 14 años) y a los diablos orientales. Sin problema alguno, exterminaron a los otomanos de Serbia y a los polacos de Lituania. Todos ellos acabaron rindiéndose ante las españolas picas.
Pero la batalla más gloriosa y decisiva de aquesta guerra fue la que enfrentó a nuestros bravos tercios con los renegados de las colonias del sur de las Indias, los que se llaman a sí mismos argentinos. Brava batalla presentaron a las puertas de Saitama, e incluso lograron herir a nuestro Gran Capitán, que tuvo que retirarse para el resto de la guerra. A punto estuvieron de acabar con nuestras aspiraciones en Oriente, pero con la ayuda de Dios y la entereza de nuestras filas, logramos destrozar hasta el último de sus hombres. Ninguno se rindió y no hubo prisioneros.
Aquesta mesma mañana hemos tomado la ciudad de Saitama, último reducto que se oponía a vuesa majestad. Estaba defendida por más infieles turcos (éstos de origen griego), pero nuestros hombres -arengados convenientemente por nuestro Gran Capitán, que no pudo participar al frente de sus filas por estar herido en la anterior batalla- fueron tan aguerridos que no pudieron presentar defensa alguna. En poco tiempo habían rendido su ciudad, proclamando así la superioridad de la nación española sobre todas las demás. En breve regresaremos a España con el botín aprendido, consistente sobre todo en oro.
Esperando saludar pronto a S.M. se despide su humilde servidor.



Belfast, a 6 de setiembre del dos mil y seis después de Nuestro Señor:

Tengo el disgusto de comunicar a Su Majestad que la Armada Invencible ha sido desafortunadamente derrotada por los hijos de la pérfida Albión. Aunque lograron desembarcar, llegar a las puertas de Belfast e asediar la ciudad, los irlandeses no consintieron en rendirse e presentaron batalla. Parecía que el Conde de Hortaleza, don Luis Aragonés, iba a alzarse con la victoria, e incluso tuvo clara ventaja durante un tiempo, pero los defensores -que, por cierto, bebían un líquido oscuro y nauseabundo al que llaman cerveza pero que parecía darles fuerza sobrehumana- lucharon calle a calle por su ciudad. Fue el más bravo de ellos un tal David Healy, que causó numerosas bajas en las filas de los tercios. Quizá por las noticias llegadas de la victoria de Oriente, o por el cansancio del viaje, nuestros hombres no lucharon como en nosotros es habitual y, finalmente, tuvieron que retirarse sin botín alguno y cabizbajos.
Deseando que mi próxima misiva contenga mejores noticias, me despido de Mi Piadoso Señor, que Dios tenga en Su gloria, dirigiéndome hacia Suecia en busca de nuevas batallas donde recuperar nuestro honor.


PD: Acabo de volver del cine y he visto Alatriste. Eso explica muchas cosas, ¿verdad?

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